De enero a diciembre, llueva, truene o haga un sol de justicia, el trabajo de laboratorio no para nunca, no puede, salvo, claro está, que se le corte el grifo de la financiación y, en ese caso, muere.
Basta darse un paseo por el campus de la Universitat balear durante el verano –las clases empezarán el 22 de septiembre– para comprobar que son los investigadores –propios y los visitantes– los que mantienen la actividad dentro de la UIB, pese a que desde el inicio de la crisis económica han debido renunciar a ciertas comodidades, como el aire acondicionado, si éste no es imprescindible para el experimento. El verano es también una época prolífica para los doctorandos, es decir, los investigadores en formación.
Dieciocho departamentos, 130 grupos de investigación y unos 170 proyectos en marcha, de ellos 164 financiados por vía competitiva (a partir de planes estatales o de la UE), hacen que la Universitat esté siempre, en cualquier ranking, entre las diez primeras en calidad investigadora del total de 83 universidades españolas (50 públicas), reconoce el vicerrector d’Investigació i Postgrau, Jaume Carot.
Algunas de los proyectos se desarrollan dentro de los tres institutos de investigación con que cuenta la UIB: el IFISC (Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos) y el IMEDEA (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados), ambos mixtos con participación del CSIC, y el IUNICS (Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud). Los tres dan medida del peso de la investigación en una universidad de pequeño tamaño como la balear.
La investigación en la UIB abarca casi todos los campos del conocimiento, pero, como explica el vicerrector, «los trabajos en el campo de las humanidades, ciencias sociales o jurídicas, que también los hay, no precisan unas instalaciones determinadas, por lo que las investigaciones se trasladan fácilmente a ámbitos privados durante las vacaciones».
Así, la actividad estival en el campus queda reducida en general a la de los cerebros científicos. Y ¿dónde somos una potencia investigadora? pues sobre todo en la rama de ciencia o ciencias de la salud. En concreto en el área de Biología Vegetal «somos la mejor universidad del país», destaca Carot. La ingeniería y arquitectura son las ramas con menor número de proyectos, «no en vano en la Universitat no se han impartido ingenierías hasta hace pocos años y aún no tenemos arquitectura», recuerda.