En un contexto de envejecimiento poblacional y escasez de mano de obra, los procesos migratorios se han consolidado como un pilar fundamental para la economía balear. Las Balears, con una población de 1.231.768 personas en el primer semestre de 2024, han experimentado un crecimiento demográfico impulsado por la llegada de personas migradas. Y es que en solo ese periodo 14.505 personas se establecieron en el archipiélago. En este sentido, este flujo migratorio ha sido clave para compensar el envejecimiento poblacional que alcanzó, de acuerdo con el INE, un índice del 113,9% en 2024 (113 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16), el valor más alto de la serie histórica.
Este envejecimiento, aunque aún por debajo de la media nacional, plantea desafíos estructurales para el mercado laboral. No en vano, la Fundación Adecco advierte que el relevo generacional está comprometido, y que la población activa de más de 50 años debe ser considerada un vector estratégico de competitividad. Sin embargo, la realidad es que la inmigración ha asumido ese papel de forma más inmediata y efectiva. En términos laborales, Balears lidera el ranking nacional en proporción de trabajadores migrantes: un 25,7% de los ocupados no han nacido en España. Este porcentaje se eleva significativamente en sectores como la hostelería, la construcción y los cuidados personales, donde las personas migradas representan entre el 40% y el 50% de la fuerza laboral. En este sentido, cabe recordar que entre 2019 y 2024, casi tres de cada cuatro nuevos empleos creados en Balears fueron ocupados por personas extranjeras.
Desde una perspectiva macroeconómica, diversos estudios estiman que los flujos migratorios han contribuido entre un 7,5% y un 12% al crecimiento anual del PIB español en la última década. Aunque no existen cifras específicas para Balears, la estructura sectorial de nuestra economía, altamente dependiente de mano de obra intensiva, sugiere que el impacto podría ser incluso superior. Así pues, los flujos migratorios no solo aportan fuerza laboral, sino que también dinamizan la demanda interna a través del consumo.
Por otra parte, el Instituto de Estadística de Balears, Ibestat, señala que, pese a los récords de afiliación a la Seguridad Social, las empresas siguen enfrentando una elevada escasez de personal. En este contexto, los flujos migratorios actúan como un mecanismo de ajuste estructural, cubriendo vacantes que de otro modo quedarían sin cubrir. Por todo ello, los procesos migratorios, los cuales son un fenómeno histórico constante y global, los cuales han moldeando sociedades, inclusive la balear, deben de entenderse como una solución para sostener el dinamismo económico, garantizar la viabilidad del sistema de pensiones y mantener la competitividad del Archipiélago. Y es que la clave está en diseñar políticas públicas que favorezcan la integración laboral y social de las personas migrantes, al tiempo que se combate la precariedad.