La población de los pueblos de Mallorca crece a un ritmo de vértigo. En lo que llevamos de siglo el número de residentes ha aumentado un 46,3%. Son 17 puntos porcentuales más de lo que ha crecido Palma (29,2 %). Municipios como Marratxí y Consell prácticamente han duplicado su número de vecinos. 40 de los 53 pueblos y ciudades de Mallorca crecen ya a un ritmo superior al que crece la capital balear.
No es un fenómeno exclusivo de la Isla, en España la población de las 50 capitales de provincia ha crecido en los últimos 25 años, la mitad que la del conjunto del país. Una de cada cuatro ciudades incluso ha perdido residentes. Cádiz encabeza el ránking nacional de despoblación de las urbes. Ha despedido a uno de cada cinco habitantes.
En Mallorca Escorca es el único municipio que ha perdido vecinos este siglo. Palma crece a un ritmo superior a la media de capitales de España (+29,2 %), pero por debajo del ritmo al que aumenta la población en la Part Forana (+46,3 %). La distancia entre la capital y los pueblos aumenta cada vez más. Si en el año 2000 el la mitad de habitantes de la Isla vivía en Palma (50,1 %), ahora los ciudadanos que residen en la Part Forana son mayoria (53,7 %)
Durante la pandemia de la COVID-19 el confinamiento provocó que una parte de la población repensara sus prioridades y decidiera mudarse de la ciudad al campo. La crisis de la vivienda, con los precios completamente disparados en Palma, ha hecho el resto. Es algo que se nota especialmente en el corredor del tren.
Marratxí es el municipio de Mallorca que más aumenta su población. Prácticamente duplica su número de vecinos con 40.079 residentes al cierre del ejercicio 2024, 19.155 más que en el año 2000. Le sigue de cerca Consell que hoy tiene 4.399 residentes, 2072 más que hace 25 años.
Además de Marratxí y Consell hay otros 18 municipios en Mallorca cuya población ha aumentado más de un 50 % este siglo: Alcúdia (78,4 %), Algaida (68,2 %), Binissalem (78,7 %), Bunyola (57.9 %), Campos (71,9 %), Capdepera (60,6 %), Costitx (67,9 %), Inca (59,2 %) Lloret (73,5 %), Llucmajor (68,2 %), Manacor (54,5 %), Mancor (86,2 %), Puigpunyent (62,9 %), Sant Llorenç (50,2 %), Santa Eugènia (54,6 %), Santa Margalida (73,2 %) y Sencelles (83,5 %), Sineu (64,1 %).
Con incrementos inferiores al de Palma (29,2 %) encontramos a Ariany (28,9 %), Banyalbufar (11 %), Búger (28,6 %), Campanet (20,4 %), Deià (10 %), Estellencs (4,8 %), Felanitx (23,7 %), Fornalutx (14 %), Maria de la Salut (24,1 %), Montuïri 27,9 %, Muro (28 %), Petra (22,5 %), Pollença (22,5 %), Sóller (19,3 %), Son Servera (28,2 %) y Valldemossa (17,1 %).
Los ‘coritos’
Escorca es el único territorio de Mallorca que pierde población. Hoy tiene 115 habitantes menos que en el año 2000 cuando habitaban en su territorio más de 300 personas. Buena parte de ellas eran los Missioners del Sagrats Cors que acabaron marchándose en 2019 tras 128 años al frente del Santuario, ante el envejecimiento de los frailes y la falta de relevo generacional.
La falta de vivienda en el municipio también ha expulsado a los payeses que trabajaban en las possesions de Tramuntana. Una vez jubilados no encontraban alternativa habitacional en el núcleo y acabaron marchándose a los pueblos vecinos.
El caso de Escorca es ciertamente atípico porque, en contraposición a la España vaciada, en Mallorca hablamos de una isla superpoblada. Ocho de cada diez ciudadanos de las Islas confiesan estar preocupados por este asunto, según recoge por primera vez el sondeo elaborado por el Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) en exclusiva para Ultima Hora el pasado mes de junio.
¿Cómo afronta un municipio un crecimiento poblacional de más de un 40 % en 25 años? Jaume Ferriol, presidente de la Federació d’Entitats Locals de les Illes Balears (FELIB) y alcalde de Maria de la Salut, advierte de la necesidad de aprovechar las ayudas supramunicipales para financiar nuevas infraestructuras y servicios en los pueblos, acordes a la nueva demanda.
«Lo que hemos visto es que aquí se han juntado dos cosas, el periodo postpandemia y la crisis de la vivienda, que en los últimos cinco años especialmente, ha multiplicado la población de la Part Forana», explica Ferriol. «En Palma ya no se puede comprar casa, cada vez es más difícil encontrar un alquiler y la realidad es que en los pueblos por regla general se vive mejor. En Maria de la Salut, por ejemplo los niños aún pueden ir solos por la calle o al parque», reflexiona.
Todo tiene un precio. «Aumentar en cinco años lo que teníamos previsto crecer en 20 años, implica muchos problemas. No hay tantos extranjeros como la gente cree, quienes se están desplazando a nuestro pueblo son gente de Palma y de la Península que ven alquileres o compras más asequibles. Hace un año y medio inauguramos la escoleta de 0 a 3 años en Maria de la Salut y ya hay lista de espera. Llega gente nueva que necesita servicios, no solo educativos y sanitarios, también requiere invertir en canalizaciones de agua potable y residual, que son cosas que no se ven, porque todo queda sobresaturado», indica el presidente de la FELIB.
Expertos como el sociólogo Carles Baeza advierten de las consecuencias que conlleva un crecimiento poblacional tan rápido y de la necesidad de analizar a fondo cuál es el perfil de esos nuevos vecinos. «Cuando hablamos de un incremento de población, no solo hay que medir ese crecimiento, sino ver cuál es su estructura, saber de qué edades y orígenes son esos vecinos, porque por ejemplo, si crecemos solo en población adulta, tendremos una bomba de relojería. Esa nueva población envejecerá en poco tiempo y requerirá de una mayor asistencia. Por eso la España vaciada no demanda cincuentones sino familias con niños», dice el experto.
En el caso concreto de Maria de la Salut, cuyo número de vecinos ha aumentado un 31,8 % desde principios de siglo, lo que está llegando son sobre todo familias jóvenes con niños o parejas en edad fértil con planes de formar una familia. De ahí que sean los servicios dedicados a este sector, como la escoleta, los que se están viendo saturados. «También se dan algunos casos de reagrupación en poblaciones subsaharianas que tienen como doble familia, una allí y otra aquí», añade Baeza. Lo ideal es que el crecimiento sea equilibrado.

La Part Forana ve cómo se dispara su población pero solo algunos municipios han visto incrementados sus ingresos económicos por el boom de la construcción. En el mejor de los casos aumentan los fondos derivados de las licencias de obra, pero la licencia de obra solo se paga una vez. Los vecinos que se mudan a esas viviendas requerirán en cambio de infraestructuras y servicios municipales durante toda su vida.
«Podemos repensar el modelo económico, pero ¿Cómo podemos incidir en la mentalidad de la gente?», se pregunta el alcalde de Maria, Jaume Ferriol. Explica que «la planificación es trabajo de los ayuntamientos que, ahora que hay más subvenciones, tienen que dedicarlas pensando en el futuro».
«Se habla de la España vaciada, pero aquí se da el fenómeno contrario. Tenemos pleno empleo, al menos en verano, por lo que si alguien quiere trabajar puede venir y trabajar y por eso crece la población a un ritmo mayor del previsto. Sabiendo que necesitarás más servicios no hay que esperar a que reviente para buscar una solución», concluye.
A nivel nacional, España ha sumado 8,1 millones de residentes en lo que va de siglo, pero solo el 20 % de esos ciudadanos residen en las capitales de provincia. Las largas distancias entre pueblos y ciudades en la Península dificultan el éxodo de las ciudades al campo, pero vemos un importante crecimiento poblacional en las grandes ciudades que no son capitales.
De las 65 ciudades con más de 100.000 habitantes, las 13 primeras son capitales de provincia, pero las cinco que más han crecido son: Rivas-Vaciamadrid (Madrid), un 249,4 %; Roquetas de Mar (Almería), un 144,2 %; Parla (Madrid), un 81,8 %; Marbella (Málaga), un 50,2 %; y Torrejón de Ardoz (Madrid), un 49,8 %. Solo tres de cada 10 españoles vive en las capitales, según un reciente estudio de la agencia EFE.
Palma es la cuarta capital que más ha crecido este siglo con un aumento del 22,6 %, por detrás de Girona, Guadalajara y Murcia.