Las elecciones generales celebradas el pasado 23 de julio dejaron un panorama muy incierto en España, ya que no ha habido un ganador claro; se ha producido un empate entre los bloques de derecha e izquierda, que dibuja un posible escenario de bloqueo, que llevaría a una repetición electoral. El PP fue el partido más votado, pero se quedó lejos de la mayoría absoluta para que Alberto Núñez Feijóo pueda ser investido presidente del Gobierno: la suma con Vox no es suficiente y el resto de formaciones no quieren apoyar un acuerdo en el que esté el partido de Santiago Abascal.
Aunque no se puede descartar una repetición de los comicios, tanto Feijóo como Pedro Sánchez ‘pelean’ para que los españoles no tengan que volver a las urnas. ¿Lo conseguirán? Guillermo Bezzina, politólogo del colectivo Passes Perdudes, expone que «las elecciones del 23J arrojan un resultado, como mínimo inesperado, a favor del bloque progresista, ya que la mayoría de encuestas y opiniones señalaban a Feijoo como presidente del Gobierno. Después de la enorme pérdida de poder institucional del 28M, la izquierda tiene la oportunidad de mantener el Gobierno del Estado, pero de manera más costosa que hace cuatro años. Para que no se repitan las elecciones, Sánchez debe ser capaz de reunir una mayoría parlamentaria que agrupa a prácticamente todos los partidos del centro-izquierda, además de nacionalistas e independentistas».
En este punto, subraya que «la necesidad de contar con un voto afirmativo de Junts complica la ecuación. Sin embargo, este escenario da precisamente a cada uno de los partidos que deben apoyar la investidura (PNV, ERC, Bildu, Junts, BNG) una capacidad de influencia muy elevada, ya que todos son imprescindibles. Desde un punto de vista racional, esta posición privilegiada hace pensar que no se arriesgarán a una repetición electoral en la que este poder puede quedar en nada ante la posibilidad de que la suma de PP y Vox sea suficiente. Por tanto, veo improbable la repetición de elecciones si los actores políticos actúan de manera racional, pero también sabemos que no siempre se toman decisiones con estos criterios y hay que tener en cuenta que unos posibles comicios catalanes a medio plazo siempre planean en el horizonte complicando la situación».
Gonzalo Adán, director del Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES), confiesa que «nadie sabe si se tendrán que repetir las elecciones», pero puntualiza que «si de Sánchez depende habrá Gobierno. Muy inestable, seguramente corto; pero Gobierno al fin y al cabo. Si depende del PSOE en su conjunto, podría ser que las exigencias de los nacionalistas fueran inasumibles para el Comité Federal».
Por su parte, Pere Salvà, catedrático emérito de Geografía Humana de la UIB, piensa que «hay muchas posibilidades de repetir el proceso electoral, tanto por la insuficiencia del PP, como por la complejidad de un pacto del PSOE».
¿A qué partido le beneficiaría más la repetición electoral?
En el caso de que no fuese posible sacar adelante la investidura, ¿a qué partido beneficiaría más una nueva cita con las urnas? Bezzina reconoce que «a día de hoy es complicado estimarlo, ya que aún no se ha iniciado el proceso de investidura ni se ha activado el reloj electoral. Tradicionalmente, una repetición electoral acostumbra a perjudicar a los partidos que no han sido capaces de ponerse de acuerdo, aún teniendo la posibilidad de hacerlo para evitar la repetición. También perjudica a los partidos más pequeños (Vox y Sumar), al ser víctimas de trasvases de votos en favor de los partidos grandes (PP y PSOE) apelando al voto útil. También es importante ver como llegaría cada partido a la posible cita electoral, en cuanto a cohesión interna y liderazgos, ya que los electores premian la estabilidad de los partidos. En este caso, el liderazgo de Feijoo en el PP llegaría tocado y también la plataforma de Sumar podría verse perjudicada, en caso de ruido interno».
Adán comparte que «no hay nadie en este país que a fecha de hoy pueda contestar a esa pregunta, porque depende de en que circunstancias se llegue a esa repetición, sus motivos, y sobre todo, de quién sería la responsabilidad del bloqueo. El culpable perderá votos y los ganarán los contrarios». Salvà estima que «dependería de la participación, especialmente del nivel de movilización de los votantes de izquierda y centro democrático».