Piedra a piedra, así se levantan los edificios, así se construyen las grandes obras. También así empieza la historia de Construcciones Bartolomé Ramón, una empresa fundada en Palma, pero cuyos orígenes podríamos situar en la Part Forana.

María Ramón, hija del fundador de la empresa, explica que «ja el meu padrí Miquel Ramón era picapedrer i els seus fills també ho eren». La familia era originaria de Lloseta, aunque se había mudado a Binissalem, donde había más trabajo. Sin embargo, Bartolomé Ramón Jaume, que era el tercero de los seis hermanos, apuntaba alto y decidió trasladarse a Palma, una ciudad en plena transformación en aquellos años previos al boom turístico. Era un tipo valiente y atrevido, que enseguida vio la oportunidad que la capital le brindaba. Estaba decidido a dar el paso necesario que le llevara de picapedrer a constructor y dejar de ser un empleado para poder crear su propia empresa. Tenía la ilusión, tenía el ímpetu de su juventud, tenía los conocimientos que le habían transmitido en casa, pero le faltaba un pequeño detalle: el dinero necesario para comprar el material, maquinaria y herramientas con las que afrontar los primeros trabajos. Lo encontró gracias a la generosidad de unos amigos, que vieron en el joven emprendedor a alguien que les inspiraba confianza. Trabajó duro y en poco tiempo se convirtió en mestre d’obra con picapedrers a su cargo. Era el año 1940 y nacía Construcciones Bartolomé Ramón Jaume.

Con el resultado de sus primeros trabajos pudo devolver a sus amigos el dinero que le habían prestado e iniciar una etapa marcada por los sacrificios y el esfuerzo. La esposa de Bartolomé Ramón se llamaba Francisca Sastre y era modista de profesión, lo que aportaba unos ingresos que ayudaban notablemente a la economía familiar. En la empresa, los empleados se dirigían a ellos como don Bartomeu y doña Paca. Bartolomé había cursado estudios primarios en la escuela de Binissalem, dibujaba bien y acabó dando clases en la Escuela de Trabajo en Palma.

Durante muchos años Construcciones y Pavimentaciones Bartolomé Ramón, el nombre de la compañía a partir de 1972, fue la empresa que realizaba las canalizaciones del cableado eléctrico de GESA y también las de alcantarillado de EMAYA, lo que provocaba que Palma se llenara de zanjas valladas con su nombre. Zanjas tan incómodas como necesarias para dotar a la ciudad de una infraestructura imprescindible para su crecimiento y modernización. Bartolomé y Francisca, natural de Mancor, tuvieron dos hijas, Magdalena y María, que se ennovió, siendo muy joven, con Simón Alba, hijo de una amiga de su madre, también de Mancor. El círculo se iba cerrando. Simón estudiaba Derecho en Barcelona cuando fue llamado a filas para cumplir el servicio militar. En lugar de pedir una prórroga decidió postergar sus estudios unos meses para cumplir el trámite, pero el destino quiso que tuviera que hacer la mili en el Sáhara, donde estuvo dos años, que resultaron muy duros. A su regreso acabó Derecho y fue entonces cuando don Bartomeu Ramón le ofreció incorporarse a la compañía, era el año 1961. Sin apenas conocimientos del sector, pero con el ejemplo en casa, aceptó la oferta y emprendió la aventura de trabajar en la empresa familiar.

Bartolomé
El pasado, presente y futuro de la empresa Construcciones Bartolomé Ramón posa en la sede del grupo. Silvia, a la izquierda, se forma en Sostenibilidad y Gestión de la Responsabilidad Social mientras que Miguel Ángel, a la derecha, estudia arquitectura en el Reino Unido. Son bisnietos del fundador y la cuarta generación de la empresa familiar.

Tomeu Ramón fue un pionero en la introducción de nueva maquinaria y técnicas de construcción y pavimentación: apisonadoras a gasoil, grúas tipo mecano o la primera planta de hormigón asfáltico en caliente y frío son alguna de sus aportaciones a la modernización de un sector muy centrado en el trabajo manual. Fue uno de los fundadores del Gremio de Albañiles, el germen de la actual Asociación de Constructores de Baleares, que posteriormente llegó a presidir su nieta Fanny. La primera gran obra que dirigió Simón Alba fue la ampliación de la central térmica de Alcúdia, un proyecto con más de 400 trabajadores, que se prolongó durante casi dos años y le sirvió como un máster de formación. Más tarde, acometió la construcción de la factoría de butano y la urbanización y encauzamiento de los canales del Lago Menor de Alcúdia.

En 1963, con la empresa a pleno rendimiento y una importante cartera de obras en ejecución, María y Simón se casan. El matrimonio tuvo tres hijos, Marga, Felipe y Fanny. Luego iremos a ellos. Ya hemos dicho que Bartomeu tuvo dos hijas, María y Magdalena. Años después de que Simón se incorporara a la compañía, lo hizo también su cuñado Gabriel Bestard. Fue entonces, cuando el suegro de ambos decidió separar las dos actividades principales de la empresa y que cada yerno dirigiera la suya. Así se creó por una parte Pavimentaciones Bartolomé Ramón y por otra, Construcciones Bartolomé Ramón (CBR). La convivencia empresarial entre don Bartomeu Ramón y Simón Alba se prolongó durante casi veinte años, compartiendo vida profesional y familiar con gran éxito.

En la parte empresarial, se había convertido en la constructora de referencia de las obras más emblemáticas de Palma: el derribo del Teatre Líric y la creación de los jardines de s’Hort del Rei, diseñado por el arquitecto y urbanista Gabriel Alomar Esteve, la rehabilitación del Palau Solleric o el Casal de Cultura de Sa Nostra son algunas de las más destacadas, aunque la restauración del Palau de l’Almudaina, que se prolongó durante más de veinte años, es posiblemente su proyecto más señalado.
Simón asumía cada vez más responsabilidades y en 1979 fue nombrado consejero delegado de la compañía, mientras su suegro daba un paso al lado, sin perder el contacto con la empresa, pero más alejado del día a día. CBR avanzaba y consolidaba su liderazgo en el sector, especialmente en la obra pública. Fue en 1984 cuando a nivel nacional se reguló la clasificación de las empresas de servicios. Simón Alba vio la oportunidad y obtuvo la pertinente clasificación, lo que le permitió optar a concursos y subastas para la conservación y mantenimiento de edificios públicos. De hecho, cuando el Ajuntament de Palma sacó a concurso el mantenimiento integral de las escuelas y los edificios municipales, CBR se adjudicó el contrato y lo mantuvo de forma ininterrumpida durante más de veinticinco años. Otra de las grandes y significativas obras de la compañía fue la construcción de la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos de Son Reus y la urbanización de la zona. También destaca la Torre Madrid, con sus veinticuatro pisos de altura.

Simon alba
Simón Alba Grup tiene su sede en el polígono de Son Valentí.

La trayectoria profesional de Simón Alba ha ido de la mano de su compromiso institucional con el sector de la construcción. Ha participado de forma activa en el Gremio de Constructores hasta su transformación en la Patronal de la Construcción; en la negociación de los convenios colectivos; ha formado parte de la CAEB, que le distinguió con su Insignia de Oro, en diferentes órganos y comités y ha sido parte relevante en ISBA, Mutua Balear o Previsión Balear. Al igual que ocurrió con su suegro, Simón fue apartándose del día a día a medida que la siguiente generación iba asumiendo responsabilidades.

La primera que se incorporó a la empresa fue la hija mayor, Marga, que no quiso cursar estudios superiores y estuvo durante un par de años en la compañía hasta que se casó y tuvo a la primera de sus dos hijas, Amanda. Posteriormente, nació Silvia y Marga se desvinculó de la empresa durante unos años para dedicarlos íntegramente a la familia, al tiempo que preparaba el acceso a la universidad para mayores de 25 años, que le permitió estudiar un grado de administración de empresas. Fue entonces, con dos hijas y con formación académica, cuando decide reincorporarse a la compañía. Era el año 1995, lo que permitió compartir casi tres años de trabajo con Tomeu Ramón, al que toda la familia se refiere cariñosamente como el ‘Papi’.

Felipe, el segundo de los hijos de María Ramón y Simón Alba, nunca estuvo tentado por la faceta empresarial. Trabajó en la compañía durante poco más de un año, mientras realizaba el servicio militar, pero su vocación era otra: el cine. Se buscó la vida y consiguió una beca para cursar estudios de cine en UCLA, que luego completó en el American Film Institute, donde se especializó en Dirección de Fotografía. No es el único con vocación artística en la familia, como veremos más adelante.

La última en llegar fue la pequeña, Fanny, que estudió Económicas y cursó un máster de asesoría fiscal en el Instituto de Empresa en Madrid, que le llevó a fichar por KPMG, una de las Big Four del sector. Mucho trabajo, muchos desplazamientos y horarios casi eternos, que le hacían llegar muy tarde a casa. De allí pasó al grupo Viajes Iberia, el origen de la actual Iberostar. Fue entonces cuando su padre vio la oportunidad y le comentó: «si vienes a trabajar con nosotros, harás menos horas y ganarás más». Fanny comprendió que había llegado el momento de incorporarse a la empresa familiar. Era el año 2000. Tenía los conocimientos económicos, fiscales y de gestión empresarial, pero le faltaban los técnicos, por lo que no dudó en cursar estudios de Arquitectura Técnica y un Grado en Edificación. «Iba a los exámenes embarazada, pero logré la titulación.»

Fanny asume la dirección ejecutiva de la empresa familiar en 2006, que pasó de tener un porcentaje muy importante de su facturación en el sector público, a trabajar casi exclusivamente con clientes privados. Además, ha impulsado la actividad como promotora inmobiliaria de la compañía en edificios y viviendas, destinados tanto a la venta como al alquiler. La transición no fue fácil. Aunque Simón Alba había dejado la compañía muy saneada, la crisis del ladrillo golpeó duramente a las empresas del sector.

Además, CBR había construido un nuevo edificio en el polígono de Son Valentí, que ocupaba casi en su totalidad un inquilino de lujo, la multinacional del turismo Thomas Cook, cuya quiebra en 2019 hizo tambalear una parte importante de la economía balear. El edificio se quedó vacío y tuvieron que buscar nuevos arrendatarios, que felizmente acabaron llenando todas las oficinas que habían quedado vacías.

Fanny es la consejera delegada de Simón Alba Grup, la cabecera del grupo, que engloba a Construcciones Bartolomé Ramón, Inmobiliaria Montaura y otras sociedades siempre relacionadas con el sector inmobiliario y de la construcción. En la parte institucional, Fanny Alba ha sido presidenta de la Asociación de Constructores de Baleares y actualmente es la vicepresidenta de la CAEB.

La cuarta generación ya ha iniciado el desembarco. Silvia, la hija pequeña de Marga, estudió arte dramático, otra vez la vena artística de la familia, pero se ha incorporado a la empresa mientras continúa su formación académica cursando un Máster en Sostenibilidad y Gestión de la Responsabilidad Social, ambas imprescindibles en la empresas modernas hoy en día. Miguel Ángel, el hijo de Fanny, estudia arquitectura en la Loughborough University, en Inglaterra, con la intención de que un día pueda diseñar los edificios que la empresa familiar promociona y construye. Tienen firmado un protocolo familiar desde hace años para regular el funcionamiento interno de la empresa. Celebran consejos de administración y familiares con regularidad y tienen el objetivo de seguir manteniendo la esencia de la empresa que fundó don Bartomeu en 1940.

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