La encuesta de IBES para Ultima Hora publicada días atrás resuelve algunas dudas al elector y probablemente contribuya a aclarar el panorama en el centro político de las Islas.
A estas alturas parece ya claro que Ciudadanos, si sobrevive a los próximos meses, va a pasar a ser una fuerza extraparlamentaria en Balears, por más que Patricia Guasp ostente un cargo de relevancia en la dirección estatal. Los cambios llegan muy tarde, han causado demasiadas víctimas y el elector ha dejado de barajar esa opción. La práctica totalidad de sus votantes va a acabar migrando.
También parece descartarse que fragüe una candidatura autonómica conformada a partir de los partidos políticos independientes de Mallorca, como se veía factible hace unos meses. Sus votantes con toda probabilidad continuarán dando apoyo a esos partidos en el ámbito local, pero también tendrán que elegir otras opciones para las listas al Parlament y al Consell, como en ocasiones anteriores.
Finalmente, el PI consolida su estrategia de buscar un nicho de votos entre Més y el centro autonomista sobre el que pivotaba el partido de Pep Melià hasta que Jaume Font y sus huestes descabalgaron del proyecto. Ese giro a la izquierda trata de cosechar en algunos municipios –fundamentalmente, en Palma– el apoyo de antiguos votantes del PSM que no comulgan con los actuales planteamientos de Apesteguia y compañía. Por ese motivo, el candidato elegido por el PI en Ciutat es un activista del STEI, sindicato soberanista de izquierdas, aunque, a decir verdad, de ignorado tirón electoral. La estrategia es, obviamente, legítima, pero aleja al PI de su tradicional electorado regionalista o incluso de centroderecha nacionalista. La duda es si con esta táctica se sumarán más apoyos por la zurda de los que se van a perder por la diestra. En los pueblos donde gobierna, la cosa es muy distinta, porque el PI cuenta con excelentes alcaldes, aunque se trate de poblaciones pequeñas y medianas cuya influencia en el resultado insular o autonómico es limitada.
El PSIB, por su parte, ha abandonado definitivamente el centroizquierda. Ni Armengol ni mucho menos Sánchez pueden situarse en la socialdemocracia, sino, por desgracia, en planteamientos de fractura social propios del frentepopulismo, de forma que el socialismo puede esperar muy poco apoyo de votantes centristas.
Así las cosas, y tras el claro giro del PP de Alberto Núñez Feijóo hacia el centro reformista, huyendo de los planteamientos extremos de la derecha ultramontana, Marga Prohens tiene serias opciones en Balears para convertir su partido en la casa común del votante de centro en las próximas elecciones autonómicas y locales. Pero para ello tiene que intentar evitar algunos errores en los que cayeron sus predecesores y mantenerse a todo trance en el centro del espectro político, sin caer en la tentación de tratar de pescar en el caladero ideológico de Vox, constituido por ciudadanos indignados que, en el fondo, le están haciendo el juego a la izquierda, aunque no sea ese su deseo. Los intentos del Gobierno de situar a Feijóo cercano a las propuestas de la extrema derecha chocan con su gestión en Galicia, avalada con cuatro mayorías absolutas y con un amplísimo apoyo ciudadano. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.