Cada 1 de septiembre, miles de pescadores de Baleares salen al mar en el primer día permitido para la pesca del raor (Xyrichtis novacula), que habita en fondos arenosos. En esa época, los primeros raors capturados llegan a los mercados a precios que alcanzan los 100 euros por kilogramo. Se trata de una especie muy apreciada por los pescadores de las Islas debido a su alto valor social, económico y cultural. No obstante, hay muchas incertidumbres sobre su ciclo vital que generan dudas sobre la sostenibilidad futura de sus poblaciones y de la actividad socioeconómica asociada.
Ante el calentamiento del mar, la proliferación de especies invasoras, la masificación costera, la propagación de enfermedades y la contaminación, se desconoce cómo reaccionarán las poblaciones salvajes de raor, sin saber si los pescadores de Baleares continuarán disfrutando de esta tradición en el futuro. Aunque las vedas temporales y las reservas marinas han ayudado a estabilizar las poblaciones de raor, aún no se sabe cómo estos nuevos desafíos impactarán en su futuro.
Con el objetivo de investigar cómo crece y se reproduce esta especie, así como determinar las causas naturales de mortalidad como enfermedades, envejecimiento y depredación, el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea), la UIB, el Institut de Recerca i Formació Agroalimentària i Pesquera de les Illes Balears (Govern) y el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo están desarrollando un experimento pionero en el que un centenar de raors de las aguas de Mallorca han sido marcados este verano con un pequeño dispositivo de radiocomunicación.
Estos pequeños dispositivos electrónicos, inocuos para los peces, emiten una señal de radio de baja frecuencia que permite conocer su ubicación y estado de salud mediante técnicas de telemetría acústica y una red de antenas subacuáticas instaladas en el fondo marino, explica Josep Alós, investigador principal del proyecto. La mitad de los raors han sido marcados en zonas de protección integral de las reservas marinas de Migjorn, Llevant y Badia de Palma para estudiar la mortalidad por enfermedades y depredación, sin interferencia de la pesca. El resto fueron marcados en zonas populares entre los pescadores, como Cala Mesquida (Capdepera), Caló des Màrmols (Santanyí) y Rafalbeig (Calvià), con el objetivo de conocer cuántos de ellos son pescados.
Además de los individuos rastreados electrónicamente, cerca de 500 raors han sido marcados externamente con etiquetas amarillas y un código de identificación. A partir de aquí, se hace una llamada a la colaboración de los pescadores de Baleares para que informen al Imedea en caso de captura. Con los datos obtenidos de los raors equipados con dispositivos electrónicos y aquellos marcados con etiquetas externas, se podrá cuantificar su crecimiento, reproducción y mortalidad, aspectos clave para entender su dinámica poblacional, lo que permitirá generar conocimiento para garantizar poblaciones estables y asegurar el futuro de la actividad.
Los resultados se presentarán en la I Jornada d’Estudis del Raor, que se celebrará en el Club Nàutic de s’Arenal el próximo 24 de agosto, justo una semana antes de la apertura de la veda.