Ella quería que la primera vez fuera con alguien especial, con un chico que le hiciera «sentir cosas», para quedarse con un recuerdo imborrable del día en que perdió la virginidad. Lo que soñaba fue, sin embargo, muy diferente a lo que finalmente acabó sufriendo. Su novio le obligó a quitarse la ropa hasta dejarla desnuda. Después él, sin apenas desvestirse, consumó el acto, ajeno por completo al dolor que ella sentía en su cuerpo, y a la herida que para siempre había causado en su alma.

Silia nos detalla cómo fue esa primera vez de una amiga. Una experiencia amarga que no dista mucho de la que viven otras jóvenes, perdidas en un mar de desinformación respecto al sexo, al afecto y al cariño.

Nos sentamos con algunas de ellas alrededor de una mesa en el reivindicativo patio del instituto de Son Ferrer, para charlar con adolescentes de 16 años sobre cómo se adentran en la sexualidad. Entre cartelería feminista y pósters en contra de la violencia machista, nos encontramos a casi una docena de chicos y chicas que no tienen muy claro cómo afrontar una parte tan importante de su juventud.

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Alumnos del IES Son Ferrer que se beneficiarán del estudio sobre la salud afectiva y sexual de la juventud.

Muchas dudas

Dice Laura que se le hace «raro» abordar el tema con sus padres, mientras Aina lamenta que los talleres sobre sexualidad no sirvan para sacarles de dudas –«siempre hablan de la importancia de usar preservativos», protesta– en una edad en la que la mayoría mantendrá unos primeros contactos que modularán su vida sexual adulta. Su realidad no es, en todo caso, muy diferente a la que viven tantos otros jóvenes de su generación, a quienes suponemos sobreinformados en estos asuntos, pero que a la hora de la verdad se muestran peligrosamente desprotegidos. Por eso, cuando la amiga de Silia se encuentra en un aprieto con su novio, no sabe dar un ‘no’ por respuesta: «No quería decepcionarle», justifica.

Estudio

Un estudio elaborado por la universidad balear junto al Ajuntament de Calvià refleja ahora, desde la frialdad de los números, esas carencias que Yaiza resume de forma categórica: «Nos faltan herramientas y nos falta comunicación». Por ello, cuando Aina nos cuenta que si se rompe un condón nadie de entre sus amigas va a recurrir a las familias, recoge sin saberlo una parte de ese demoledor informe, según el cual la mayoría de padres y madres (más de un 93 %) cree que es importante hablar de sexualidad con sus hijos e hijas, pero a la hora de la verdad, más de un 43 % de ellos se sienten incómodos al hacerlo.

Esa falta de comunicación es, según la responsable de Igualdad del Consistorio calvianer, Sandra Sedano, la consecuencia más negativa que se puede extraer del estudio, realizado entre alumnado de quinto y sexto de Primaria (entre 10 y 12 años); de ESO, Bachillerato y ciclos formativos (entre 12 y 18 años); y entre familias y profesorado.

Pornografía

Y es que, según subraya Sedano, es esa necesidad insatisfecha de información la que acaba llevando a muchos jóvenes al consumo de pornografía, convertida en referente para quienes no tienen otra base sobre la que apoyarse: hasta cuatro de cada cinco chicos lo frecuentan, en un porcentaje que no alcanza entre ellas el de una de cada tres.
La teniente de alcalde de Igualdad define como «atroz» el efecto que puede tener el consumo de material pornográfico.

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Xisca Fornés.

Y recuerda Nati Francés que, en la mayoría de esos vídeos que circulan por internet, se «cosifica» a la mujer hasta darle un rol del que muchas veces, en la vida real, las más jóvenes no saben escapar. En todo caso, matiza Xisca Fornés, responsable de coeducación del IES Son Ferrer, que las víctimas de la no educación afectiva y sexual no solo son ellas, sino también los chicos, anclados en unos estereotipos que «les acaban llevando a sufrir más suicidios, más accidentes laborales, o más accidentes de tráfico» para responder al patrón de que «el hombre ha de ir siempre un paso por delante de los demás».

Revertir la situación

El Ajuntament de Calvià quiere, a partir de este estudio, revertir la situación entre su juventud, aun sabiendo que se trata de un trabajo a largo plazo. Mientras, reunidos en una mesa en el patio de un instituto, todavía podemos escuchar cómo una joven de 15 años, Paula, se siente «presionada» para que deje de ser virgen, porque no haber tenido relaciones sexuales a su edad se entiende como «algo negativo» por parte de su entorno más cercano.

En el IES Son Ferrer nos cuentan también cómo muchas fotos de menores desnudas circulan de teléfono en teléfono entre chicos que presumen en sus grupos de Whatsapp de tener la colección más amplia de ‘nudes’. Un juego al que muchas se prestan –nos dice Marta– por «ingenuidad» y otras –subraya Aina– para «satisfacer» los deseos de su pareja. Silia nos aclara además que en redes sociales como Tik Tok –la favorita en este sector de población– es fácil encontrar «trucos» para poder hacer ‘nudes’ sin llegar a ser identificadas. Ponerse en alguna parte íntima una pegatina que simule un tatuaje es una de esas formas de invitar a las chicas a que muestren sus cuerpos desnudos para que acaben circulando, sin control alguno, a través de internet. Todas, al unísono, lo resumen en una sola una frase: «No face, no case». Es decir, si no se ve la cara, no hay problema.

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Mural colgado en el patio del instituto sobre diversidad.

A mediados del mes de abril se presentó a la comunidad educativa de Calvià el Estudio sobre los conocimientos y la percepción sobre la educación y la salud afectiva y sexual y de prevención de las violencias machistas, codirigido por el doctor Lluís Ballester, y convertido, dicen desde el ayuntamiento, en el primer diagnóstico local de estas características que se realiza en España. A partir de los resultados obtenidos, el Consistorio pondrá en marcha el curso que viene un proyecto piloto en cuatro centros educativos de educación Infantil y Primaria y en los tres institutos de educación Secundaria de la localidad. Así, cada trimestre se desarrollará un taller relacionado con las temáticas de «cuerpo, deseo y afectividad», que irá destinado tanto a las familias, como al alumnado y a los equipos de docentes.

Un paso más para lograr que, en pleno siglo XXI, la juventud del municipio disponga de herramientas con las que afrontar sus primeros escarceos.

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