La eMallorca Experience Week se ha asentado como un evento innovador y de gran impacto a la hora de dar a conocer y desarrollar un concepto de movilidad sostenible. Del 23 de marzo al 1 de abril, Inca será el epicentro de una cita que se ha expandido a otros rincones de la Isla. Joan Gibert, director técnico de Eco Global Services & Events, desgrana algunas de sus claves.
Una nueva edición de la eMallorca Experience Week supone la consolidación del evento.
—Ya es la cuarta y deja clara la consolidación del proyecto, que nació como una inquietud por crear un evento con proyección mediática o audiovisual, pero que ha crecido hasta crear un mensaje de protección del medio ambiente. No sólo como un mensaje institucional o político, sino también con pequeños actos cotidianos, y también de forma más global con este evento, que no tiene otra misión que dar visibilidad a esos proyectos, productos o servicios que, a nivel privado o institucional llevan años realizándose para tener una Isla lo más protegida posible.
¿Qué novedades se introducen?
—Es un reto constante, buscando que la empresa privada o las instituciones puedan dar rienda suelta a sus productos o estrategias y mostrarlos al gran público. Para ello apareció el eAula, uno de los momentos más bonitos. En Alcúdia, gracias a su ayuntamiento y patrocinadores, convocamos a más de 400 niños y se imparten talleres que transmiten valores como la protección del litoral. Y eso pasa por la recogida de plásticos, el conocimiento del papel de la posidonia, su preservación y protección… Con nuevas actividades se busca ampliar el ‘target’. Este año destacamos la Energy Challenge, el desafío de poder transformar el pedaleo de bicicletas en energía en Llucmajor, Campos, Santanyí o Ses Salines, para intentar transformar el mayor número de vatios en energía. Todos esos vatios se transformarán en euros, que se destinarán a una acción social en el propio municipio, ligada a conceptos de circularidad, sostenibilidad o regeneración. En Llucmajor, por ejemplo, se dedicarán a los huertos de las escoletas buscando fomentar el producto de proximidad. Otra actividad será el eTalent, reto en el que estudiantes del Instituto Pau Casesnoves de Inca van a tener el desafío de construir un coche teledirigido propulsado por placas solares. No es una novedad, pero el Eco Rallye es una de las puntas de lanza, consagrando con el deporte un concepto que llega a mucha gente. Al ser puntuable para el Campeonato de España, su repercusión es mayúscula y posiciona a Mallorca, a nivel de promoción, de manera respetuosa.
¿Entienden instituciones y fabricantes que la movilidad sostenible es el futuro?
—La movilidad, igual que cualquier proceso industrial, debe ser sostenible. Estamos en un momento de dudas y la eMallorca Experience Week pretende ayudar a resolverlas. Se apuesta por la movilidad eléctrica. Creamos un foro de debate con la aportación de datos por marcas y concesionarios, así como las instituciones, que deben articular el tejido de puntos de carga. Podemos lograr que Mallorca sea enclave pionero en movilidad sostenible. Queremos ser foro de información y conocimiento.
¿Qué supuso tener un espacio para presentarse en Fitur?
—Es un orgullo enorme y queremos agradecer que las instituciones vean la importancia de este producto. Si queremos un turismo sostenible, hemos de apoyar estas iniciativas. Europa ya ha puesto el ojo esos días en la Isla y el propio evento se retransmitirá en streaming y con traducción simultánea al inglés para ampliar el objetivo internacional.
¿Cuáles son los objetivos que se fijan en esta entrega de 2023?
—Aprender de cada uno de los participantes. Todos suman. Este aprendizaje nos permite dar más valor al proyecto. Un reto, gracias a las nuevas actividades, pasa por sentar las bases de lo que podría ser una feria del sector de las renovables, la circularidad, el producto de kilómetro cero y la modalidad sostenible.
¿Cuántas empresas toman parte?
—Repiten más del 95 % de las empresas. Se han sumado nuevas y eso ilusiona, pues son locales, pero también de la Península o Europa. Queremos crecer en calidad más que en cantidad.
¿La necesidad de un transporte sostenible ya es una realidad?
—Así es, y debemos medirlo todo. Más allá de los coches, debemos tener en cuenta un medio como la moto, y más en Mallorca, con distancias cortas. Y el transporte colectivo, que debe ser propulsado con energías limpias y dar buena conectividad.
¿Qué impacto tiene esta cita?
—Está medido en más de 1’3 millones de euros, llegando a muchos rincones del mundo. Pero también al ciudadano balear, pudiendo participar en municipios como Inca, Alcúdia, Pollença, Capdepera, Sóller, Marratxí… Queremos que la sostenibilidad sea un concepto que podemos aplicar cada uno, posicionándonos en muchos hogares.