Fue cuestión de minutos. Un pequeño lapso de tiempo entre las 23:59 y las 00:12 de la noche del miércoles 2 de octubre en el cruce de Andrea Dòria con la Plaça del Pont, en Palma. Unos minutos cruciales que marcan el trágico desenlace de un caso que ha vuelto a conmocionar a la isla y la dejará marcada para siempre. Si durante esos minutos, según la única hipótesis policial, Agostina se hubiera sentido indispuesta fuera y no en el interior del contenedor; alguien hubiera podido verla o ayudarla.

La rueda de prensa ofrecida por la Policía Nacional en la Jefatura Superior de Palma, ha despejado muchas de las dudas que continúan sobrevolando el caso Agostina Rubini Medina; pero sobre todo, ha tratado de calmar las infinitas hipótesis lanzadas sin la delicadeza que requieren estos casos y que tal y como definía el Jefe del Grupo de Homicidios, Ángel Ruíz, dejan claro la necesidad de «informar a la sociedad para evitar la psicosis que se genera a veces».

Fernando Reboyras, Jefe Regional de Operaciones y Ángel Ruiz, Inspector Jefe del Grupo de Homicidios de Policía Nacional; afrontaron un difícil momento exponiendo las claves del caso ante los medios de comunicación.

La investigación tiene un punto de partida y un final abierto. Si los restos óseos que se han encontrado hasta el momento en Son Reus no pertenecen a Agostina, la Policía Nacional seguirá buscando: «hasta que la encontremos, entendemos que estamos buscando en el lugar indicado pero en el momento en el que se termine de buscar en las plantas de tratamiento, si no apareciera nada, la búsqueda no cesará». Puede que sea el mayor de los miedos de una familia que está sufriendo lo indecible; tanto encontrar los restos como no lograr hacerlo.

Ésta es la historia de Agostina Rubini Medina, según la «ardua y exhaustiva» investigación policial y los hechos que han podido contrastarse, desvelados durante una de las ruedas de prensa más difíciles de los últimos años, organizada en sede policial:

La desaparición de Agostina ha tenido repercusión internacional y su historia ha conmocionado a la sociedad balear

La joven nace en Argentina y es hija de Ileana Medina y Mariano Rubini. La familia es originaria de Mar de Plata pero vive en la isla desde hace muchos años; en Palmanova, Calvià. Agostina, de gran sentido artístico, estudia Diseño hasta que decide cambiarse, durante el pasado año, a Integración Social. Lo hace en un centro situado a unos veinte minutos andando de la zona de ocio a la que acudió, el miércoles de su desaparición, con unos amigos. Según sus padres, su actitud aquel día no tuvo nada de extraño, no hubo discusiones ni alteraciones de ningún tipo y en ningún ámbito.

«La desaparición de Agostina Rubini Medina, de 24 años, fue denunciada en la Guardia Civil de Calvià aunque se produce en Palma. Quiero agradecer a su familia, para la que, con todo el respeto, se ha llevado a cabo esta exhaustiva investigación», empezaba el Jefe Regional de Operaciones, Fernando Reboyras. Tras él, el Inspector del Grupo de Homicidios, Ángel Ruíz, tomaba la palabra y desgranaba, paso a paso, los indicios existentes que conducen a los agentes a pensar que Agostina falleció de forma accidental tras introducirse, «de forma voluntaria» en un contenedor.

El inicio de la investigación

En cuanto la Policía Nacional recibe la denuncia interpuesta en la Guardia Civil, cataloga la desaparición como inquietante porque «era una conducta que se salía de los hábitos de Agostina. Todo el equipo se puso a trabajar y ubicamos a la joven en la zona del Paseo Marítimo durante el miércoles por la tarde», explicó el Inspector de Homicidios.

Desde ese punto, los agentes realizan un seguimiento a través de las cámaras que van localizando y trazan su ruta hasta las 23:57 de esa noche. Es el último momento del que existe un registro audiovisual de Agostina. «Se la puede ver en la Plaça del Pont con Andrea Dòria, en su ruta previsible porque ella, como hábito, después de salir, tomaba el bus 104 para volver a su domicilio en Calvià y la parada se encuentra en el número 2 de esa vía, junto a una batería de contenedores».

Éste es el punto en el que se localiza la parada del bus 104 y la batería de contenedores, punto central de la investigación.

Entre la cámara que la registra la última vez y la siguiente, en una zona de paso necesaria, «ya no se la ve pasar». El bus que la joven pretende tomar suele llegar a las 00:18 y ese miércoles pasa dos minutos más tarde, a las 00:20. Agostina no lo coge. Los agentes localizan a varios testigos en la zona, tres de ellos esperaban también para subirse al 104 y llegaron pocos minutos antes al lugar. Entre ellos, la Policía Nacional, localiza a una joven sentada en los bancos que se encuentran tras la batería de contenedores. Son las 00:12 de la noche. «La joven está hablando por teléfono y advierte un bolso depositado a unos treinta centímetros de los contenedores, perfectamente colocado, y junto a ese bolso, una blusa estampada de leopardo que, según hemos visto en las cámaras, llevaba puesta Agostina sobre otra camiseta», describe Ruiz, cabeza de la investigación de Homicidios.

El indicio más potente

Ese hecho es determinante para la Policía Nacional. «El hecho de que esté depositado, perfectamente colocado, es el indicio más potente que tenemos para pensar que accedió de forma voluntaria al interior de uno de los contenedores», explica. Los posicionamientos de las compañías telefónicas corroboran la información. El móvil de Agostina se ubica quieto en el punto a las 00:27 y hasta que pasa el camión de residuos de Emaya, del que también se hace seguimiento por cámara y se contrasta el trayecto con el personal de la empresa municipal y Son Reus; el móvil va en él. «El terminal se movía a una velocidad superior que la de una persona caminando, no se percibe a nadie en las cámaras y la trayectoria del terminal telefónico, además del tiempo que tarda en llegar a Son Reus, nos hace determinar que el teléfono se encontraba en el interior del camión de recogida», aclara Ángel Ruíz.

Descartar una mano criminal y la desaparición voluntaria

Hay varias razones por las que la Policía Nacional decide descartar la intervención de una tercera persona. La primera de ellas es que «se observa un tránsito totalmente normal, no hay semáforos cerca ni se para ningún vehículo que pudiera haber forzado a Agostina a subir a él». Tampoco les cuadra el posicionamiento del bolso que no deja entrever ninguna agresión previa porque no parece forzado, lanzado ni tirado, sino que está colocado en el suelo, muy cerca del contenedor. «Es incongruente que si se hubiera producido un ilícito penal y alguien quiere ocultarlo, deje vestigios por un lado a plena vista y en cambio, lance el teléfono a la basura», argumenta el inspector.

El supuesto de una posible desaparición voluntaria también queda descartado. «Ninguno de los testigos ve a una chica con las características de Agostina, tampoco se la ve volver sobre sus pasos, ni caminando en otra dirección, en ninguna de las cámaras de la zona ni de las calles aledañas. La desaparición voluntaria es una hipótesis totalmente descabellada porque hubiera sido imposible preparar un plan con antelación para evitar ser vista en ninguna de las cámaras existentes», dejó claro el Inspector del Grupo de Homicidios en la rueda de prensa.

La Policía Nacional trató de agilizar los plazos de investigación lo máximo posible para volver atrás sobre los pasos de Agostina pero el posicionamiento móvil y otras mediciones técnicas requieren al menos dos o tres días

La hipótesis principal

Los agentes de la Policía Nacional enumeraron una serie de rasgos sobre Agostina que suponen la base de la que, hasta el momento, es la única hipótesis sólida del caso. La complexión delgada de la joven argentina y por ende, su baja tolerancia a las bebidas alcohólicas; circunstancia que comprobaron entrevistando a su círculo. También se añade el testimonio del dependiente de una pequeña tienda de la zona a la que Agostina acude para comprar una bolsa de patatillas. «A través de los cargos en su tarjeta de crédito, localizamos este establecimiento y esta persona la conoce. No es una clienta habitual pero sí la ha visto algunas veces. Esa noche le llama la atención un cierto estado de embriaguez, nada alarmante pero sí el de una persona que ha tomado un par de copas tras unas horas en el Paseo Marítimo». Homicidios considera que su complexión física, la falta de hábitos de consumo de alcohol y la medicación que estaba tomando en aquel momento, «hacen que fuera especialmente fácil que le afectara el alcohol».

Aún así, el Jefe de Grupo deja claro que en ningún caso iba fuera de sí. «Se la observa caminar por la calle con normalidad, no va dando tumbos ni mucho menos; pero por su complexión y hábitos de consumo, el alcohol le pudo afectar de forma muy aguda», explica Ruíz.

Las cámaras de seguridad de los comercios y establecimientos de la zona han sido cruciales para trazar la ruta que siguió la joven

En este punto, los agentes, vislumbran de una forma más clara lo ocurrido. «Los indicios que tenemos y no hay ningún otro que nos lleve hacia otro lugar, apuntan a que ella accedió al contenedor a coger algo que se le había caído con la mala fortuna de sentirse indispuesta, a causa de la bebida, en su interior. Digo mala fortuna porque si la indisposición le ocurre unos minutos antes, no hubiera quedado dentro», narró el Inspector, visiblemente entristecido por el suceso.

El contenedor y Son Reus

La supuesta indisposición que sufre Agostina una vez en el interior del depósito, es determinante para la Policía Nacional, ya que se comprobó mediante diversas pruebas que «se puede salir de ellos sin ningún problema, imprimiendo una fuerza mínima o al menos para levantar la tapa y pedir ayuda. Otro de los motivos que confirma la afección que sufrió es que la testigo ubicada en el punto entre las 00:12 y las 00:20 ve el bolso en el suelo y le llama tanto la atención «que se acerca y lo llega a manipular, aunque lo deja acto seguido. Está a escasos veinte centímetros del depósito y no escucha nada, ningún ruido; eso nos hace pensar que Agostina estaba dentro, privada de consciencia», explican los agentes, manteniendo en todo momento una explicación profesional a pesar de la dureza del caso.

En base a la investigación, el camión de residuos habría partido de allí con la joven en su interior y a través del posicionamiento del móvil se registra su llegada a Son Reus a las 00:52 de la noche. A las 02:59 de la madrugada se apaga. Lo hace en la plataforma de acceso donde los camiones llegan a verter los residuos recogidos. Allí se organiza el primer dispositivo de búsqueda.

«Se trata de una sala estanca, con muros de hormigón, de 50 metros de fondo por 30 de ancho y otros 50 metros de altura. En cuanto obtenemos los datos que ubican el móvil allí, se decreta parar totalmente la actividad», prosigue Ángel Ruíz. En ese momento, comienza una de las etapas más complejas del caso, una búsqueda minuciosa, compleja y exhaustiva que todavía no ha arrojado los resultados esperados.

En el tanque hay 12.000 toneladas de residuos. La imposibilidad de realizar un cribado a mano, por la peligrosidad del lugar hace que la búsqueda se realice por medios mecánicos. «Es un lugar en el que se tratan decenas de miles de toneladas semanales. La atmósfera es poco respirable y hay una acumulación de hasta 20 metros de basura que deja un suelo inseguro, derrumbes y la posibilidad de caídas importantes. Se habría tardado meses y no se hubiera podido realizar a mano con seguridad», clarifica la Policía Nacional.

Los agentes han tratado de consensuar con la familia como ofrecer la información a los medios de comunicación, a pesar de la imposibilidad de evitarles un sufrimiento difícil de describir

A partir del lunes 7 de octubre, se organizan turnos mañana, tarde y noche para cubrir las 24 horas de búsqueda activa cada día. El personal de Tirme se implica en la búsqueda. Se amplía también a la planta adyacente; el lugar en el que se trata el material resultante y se incinera a más de 1200 grados durante mínimo una hora, allí hay tres mil toneladas más. También se busca en Santa Margalida, el punto al que llegan otras 209 toneladas de residuos. Una búsqueda entre 15.000 toneladas en total. La dificultad es máxima. A cierre de esta edición, los agentes han localizado restos óseos y se está determinando si alguno de ellos es humano para realizar posteriormente una extracción de ADN. Hasta el momento, no hay vestigios genéticos de Agostina.

Los enigmas sin resolver

Hasta que aparezca algún resto, la hipótesis principal sigue siendo eso, una hipótesis. Fundada en numerosos indicios claramente expuestos por los investigadores pero sin la confirmación de la prueba de mayor peso. Una de las cuestiones pendientes es que tampoco se localiza ADN en el contenedor en el que presuntamente se introduce la joven ni en el camión que lleva su terminal móvil hasta Son Reus.

El vehículo llega a la planta con 7200 kilos en su interior, entra en la plataforma de Son Reus a la 01:59 de la madrugada. «Como es lógico, nos llamó la atención que llegara tan tarde porque el trayecto entre Andrea Dòria, que es su penúltima parada, hasta allí no es tan largo. Está en la zona desde las 00:52, punto que posiciona también el móvil, pero no accede porque justo hay un fallo en la báscula de acceso que provocó atrasos de más de una hora. Esto nos creó dudas pero comprobamos los registros y hasta la incorporación de un camión auxiliar que se puso para paliar el retraso», argumentan los agentes.

Se incorpora a la investigación una grabación en la que se advierte el vertido del contenido del camión en la sala pero se trata de una cámara de control con la definición muy baja. «Se ve la descarga pero es imposible discriminar si entre los residuos pudiera haber o no una persona», aseguran. El terminal mantiene su última posición en esa sala y no se mueve de allí hasta apagarse.

El Grupo de Homicidios está convencido de poder encontrar algún vestigio en las salas de residuos a pesar de la dificultad que conlleva pero, a la vez, extraña el hecho de que, si la joven falleció a causa de la indisposición en el depósito o en el interior del camión, no se haya localizado ningún resto en ellos. La razón que se esgrime desde Jefatura sería el plazo transcurrido entre la desaparición de Agostina y la certeza del posicionamiento móvil, que no se pudo determinar hasta cuatro días después. «La planta funcionó del jueves al lunes con normalidad. Se hicieron inspecciones oculares en el contenedor y el camión pero también se utilizaron esos días con normalidad, incluyendo la limpieza del interior del camión después de cada turno con agua y algún producto. Además de seguirse utilizando», explican.

¿Pudo existir alguna forma de saber que Agostina se encontraba en el depósito cuando éste fue recogido o en el interior del camión antes de que descargara? Es la pregunta más dolorosa y la que podría derivar en, al menos, una revisión de los protocolos que se utilizan diariamente; sobre todo para intentar no dejar opción a que un suceso tan trágico vuelva a tener lugar. «Una vez que el contenido del contenedor entra en el camión, se compactan los residuos en su interior, están sometidos a una presión muy alta, su mecanismo es incompatible con la vida; una vez que cualquier persona entra en un camión de recogida de residuos es imposible sobrevivir», declaró el Jefe de Homicidios.

Se refiere a que los camiones de recogida, capaces de llevar hasta diez toneladas, almacenan y prensan lo que recogen, no hay oxígeno en el interior y eso es totalmente incompatible con mantenerse con vida. En esa circunstancia se basan para determinar que «Agostina iba privada de sentido en el momento en el que cae en el camión, no creemos que estuviera consciente cuando ocurrió», determinan.

De hecho, según manifiesta la Policía Nacional, no existe imagen ni se ubica ningún testigo que viera como la joven se introducía en el depósito; tan sólo el bolso depositado a escasos centímetros del mismo, junto a las demás pruebas expuestas, defiende esa argumentación. De ahí la importancia de localizar algún tipo de resto en las plantas de residuos. «Es un trabajo del Instituto de Medicina Legal, ellos son los expertos que podrán determinar si lo que hemos encontrado pertenece o no a un humano, son los facultativos los que deben analizarlo para llegar a un resultado concluyente».

Los últimos vestigios que podrían guardar relación con el caso fueron localizados en la planta aledaña a la de descarga de residuos, la de su tratamiento e incineración. Esos son los restos que están siendo analizados y si se determinan como humanos, se tratará de extraer ADN. Mientras tanto, la familia y sus amigos lloran ya la pérdida de Agostina, porque, de una forma u otra, la joven no se encuentra junto a ellos, que es lo que todos desearían. Su nombre y su historia quedarán grabados en la memoria tanto de la sociedad como de los agentes que continúan buscándola sin descanso.

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