Las praderas de posidonia, planta marina endémica del Mediterráneo que tiene en las aguas de las Illes Balears la mayor extensión de toda la costa española (633 km cuadrados de un total de 1.150), son formaciones de gran importancia para la biodiversidad y esenciales en la preservación de los hábitats marinos. Hoy, de la mano de Redeia, empresa matriz de Red Eléctrica -responsable de la red de transporte y de la operación del sistema eléctrico-, la posidonia que habita nuestras aguas y la que ‘ha renacido’ en ellas gracias a un sistema de replantado impulsado por Redeia y avalado científicamente, se ha convertido en el germen de un proyecto de mayor calado aún: la Plataforma del Bosque Marino, que se marca como objetivo la conservación y recuperación de los ecosistemas marinos de mayor valor hasta 2030 en el conjunto del país.
Con la Plataforma del Bosque Marino dando sus primeros pasos, Redeia ha expandido su acción desde las aguas de las Illes Balears a otros puntos del Mediterráneo y hasta el Atlántico y, también, ha extendido su manto de protección de la posidonia a otras especies.
Podríamos decir que todo empezó aquí, en las Illes Balears, y no fue por casualidad. Red Eléctrica trabajaba en 2014 en el proyecto de una interconexión submarina entre Mallorca y las Pitiüses. El análisis ambiental y social del proyecto llevó a la empresa a tomar conciencia de la importancia de la posidonia (de hecho, las praderas son un agente natural de lucha contra el cambio climático porque son auténticos almacenes de carbono orgánico) y de la necesidad de su preservación y recuperación.

Así, la compañía inició, junto al Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC), una investigación para la replantación sistematizada de posidonia oceánica, que permitió, en 2018, el plantado de más de 12.800 fragmentos de posidonia, que sumaron dos hectáreas en aguas de la bahía de Pollença. Nacía así el Bosque Marino de Red Eléctrica, la mayor restauración activa de esta especie realizada en el Mediterráneo y que ha alcanzado unas tasas de supervivencia del 90%.
Sin embargo, con esos resultados, había que ir más allá y en 2024 Redeia lanzó la plataforma Bosque Marino, había que trascender a las aguas de Balears y a la posidonia. La experiencia desarrollada en nuestras Illes era la prueba de que el compromiso empresarial, siempre de la mano de la ciencia, puede aportar -y mucho- a la preservación de los ecosistemas marinos.
En 2025, la Plataforma del Bosque Marino -que recoge en 2024 el testigo del bosque balear- ha dado ya sus primeros frutos, con actuaciones en el Mediterráneo y el Atlántico. Con proyectos de conservación activa y pasiva e iniciativas de sensibilización, combina intervenciones directas en hábitats marinos de especial interés, con el apoyo a la investigación, la divulgación y la educación ambiental.

Por ejemplo, junto al Ayuntamiento de Altea, en Alicante, se han instalado fondeos ecológicos para embarcaciones para contribuir a la restauración pasiva de las praderas de posidonia (evitando que sean dañadas). Con la Asociación Amicos y los pescadores, en el entorno del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, en las Rías Baixas de Galicia, se está trabajando ya en la recuperación de las poblaciones de gorgonias en la Ría de Arousa. En la Universidad de Sevilla se estudia el impacto de un alga invasora que amenaza la flora y fauna de Tarifa y Algeciras. Nuevos proyectos verán pronto la luz y, con ellos la conservación de otro ecosistema clave: las macroalgas.
La vocación educativa se multiplica con la Plataforma, con formación a cargo de la Fundación Ecomar a escolares en seis comunidades y, de nuevo, con el sello de las Illes Balears, el proyecto de ‘Posidònia a l’Aula’ -por el que han pasado más de 1.000 niños y niñas de las Illes- se empieza a implantar también en Alicante.