La encuesta de IBES publicada por Ultima Hora el pasado fin de semana cayó como un bombazo en el seno de Més y del PSIB. Miquel Ensenyat, actual president del Consell, es el político más valorado. Obtiene una nota de 5,8, muy por encima de la actual presidenta del Govern, Francina Armengol, que saca un 5,3. En Més veían a Ensenyat como el ‘político ideal’ para continuar en el dulce segundo plano del Consell: imaginativo, cercano a la gente, procedente de la alcaldía de Esporles. Pero todo ha cambiado desde el pasado domingo. En Més, que aún no ha superado el trauma de la caída dominicana de Biel Barceló ni el cursi ridículo de los contratos de Garau, ya empiezan a mirar a Ensenyat con otros ojos. ¿Es el candidato ideal econacionalista para aspirar al Consolat? En valoración está muy por encima de la veterana consellera Josefina Santiago (la abuela de Més) que obtiene un muy respetable 5, o de la nueva consellera de Turisme y secretaria general del PSM, Bel Busquets, que no llega al 4. En consecuencia: ¿es la hora de Miquel Ensenyat? ¿Ha llegado el momento de que dé un paso al frente y aspire a llegar al Consolat?
Fuentes de su entorno aseguran que «tal vez lo ha pensado, pero no acaba de decidirse. En realidad le gustaría que surgiesen voces dentro de Més animándole. Pero esta eventualidad, aparte de su entorno más próximo, aún no se ha producido». De todas formas, tras el chasco-cocotero de Biel Barceló y su calamitosa caída, ya empiezan a intuirse movimientos. De hecho, era el tapón colocado por Barceló y su grupo lo que ha impedido el ascenso de Ensenyat al liderazgo de Més. Pero el tiempo de Barceló ha pasado y Bel Busquets lo sabe perfectamente. Además, la secretaria general del PSM es consciente de que sólo Ensenyat tiene capacidad para recuperar la imagen averiada de Més a causa del culebrón Garau-Barceló.
El éxito de Ensenyat en el Consell, perfectamente captado por el electorado, se llama capacidad de diálogo, de articular un pacto de izquierdas sólido (con una perfecta integración de Podemos) y mucho ingenio para desarrollar todo tipo de iniciativas, desde conquistar la gratuidad del túnel de Sóller a la puesta en marcha del Museu Marítim y pasando por éxitos en todos los departamento de la institución, a la que ha relanzado. A ello hay que añadir la proximidad y llaneza que desarrolla día a día y sus constantes reuniones pueblo a pueblo de Mallorca escuchando anhelos y peticiones y resolviendo casi todo lo que está en su mano. Además, ha demostrado solidaridad con las otras instituciones. Se demostró cuando puso todo de su parte para que el Consell asumiese con coraje y diese luz verde a la iniciativa de Cort de derribar el monumento del ‘Baleares’, ahora paralizado en los tribunales.
La principal prueba de que Ensenyat va lanzado es cómo reacciona el Consolat de Armengol. Hay celos. Francina no se presentó al acto institucional del 31-D. Fue una ausencia estruendosa. Lo decía todo. Demostró que sus colaboradores ya se veían venir el ‘sorpasso’. De hecho, el Consolat se ha vuelto mimético de las técnicas de Ensenyat. Fuerzan a Francina a salir del nido y a pasearse por los pueblos. En una ocasión, no demasiado lejana, llegaron a coincidir en una ermita próxima a Valldemossa donde había acontecido un trágico suceso. Ensenyat, una vez más, había marcado la iniciativa.
Los socialistas tienen muy claro de lo que es capaz el president del Consell. Ensenyat logró la Alcaldía de Esporles hace una década con el apoyo del PSIB. Unos años más tarde, gozaba de mayoría absoluta. Son datos irrefutables. Dentro de los partidos (lo saben incluso en el PP) es de dominio público que el volcán Ensenyat produce pánico pompeyano en el Consolat. Este medio punto de ventaja en valoración es la prueba de una erupción desbordante que ya se olía en los últimos meses, por mucho que en el Passeig Sagrera se empeñen en asegurar, con tembloroso desprecio mal disimulado, que el president del Consell «vende mortadela» con sus iniciativas. Ahora están comprobando que, de cara a la población, esta mortadela se está transformando en jamón de pata negra. En el Consolat aún no han entendido que la ilusión fundamental de toda colectividad diferenciada, sobre todo si es pequeña y se siente débil, es saciar su sed de líder. Es la eterna necesidad de sentirse reflejados en un primer espada que se parta la cara por ellos rezumando a su vez humanismo, templanza y cariño.
Pero para que Ensenyat dé el paso y se ponga al frente del barco electoral de Més falta que haya movimientos desde la base y desde segmentos dirigentes de esta formación que le animen. No lo hará de ‘motu propio’. Jamás será un voluntarista. Habrá que ver cómo se comporta Més y si de verdad tienen valentía y visión para superar muy pronto el estigma Garau-Barceló. Suya es la palabra.