¿Lo de Podemos va en serio o se desinflará en unos meses?. La pregunta, que transita sin respuesta por las redes sociales, es ahora mismo el quebradero de cabeza para todos los partidos. En IBES ya acertamos con la caída simultánea del PP y del PSOE en las europeas y la consiguiente subida del resto, pero la inesperada potencia con la que ha irrumpido Podemos (un 10% de los encuestados dicen que le votará seguro), ha frenado el crecimiento de los más pequeños.
Una clave es que Podemos no es exactamente un partido. Es una amalgama de sentimientos de rencor, hastío y desprecio ante los partidos tradicionales, canalizados a través de un líder populista y una ideología vertical que nació con el movimiento 15M. Iglesias y su séquito han sabido convertir el “no nos representan” en un nuevo eje ideológico “arriba- abajo” que sustituye al tradicional “derecha-izquierda. Tan sencillo como eficaz: O estas arriba (políticos, empresarios, banqueros o jueces, corruptos, despilfarradores, aprovechados, sinvergüenzas y casta en general) o estas abajo (el resto, los oprimidos, las víctimas).
Podemos estará presente en las elecciones. Corren dudas si tendrán candidatos en número y calidad como para presentarse a las autonómicas y municipales. Pero no lo duden, en el peor de los casos pedirán el voto para cualquier plataforma donde tengan cabida “los de abajo”, tal y como dijo el sábado el propio Iglesias en un programa de máxima audiencia. Han llegado para quedarse, al menos mientras siga existiendo ese sentimiento de rechazo ante la llamada casta, que se alimenta sin parar de las inevitables desigualdades sociales, y del insoportable noticiario sobre corrupción.
El PI, UPyD, EU y el emergente Ciudadanos, son los más perjudicados, pues han dejado de ser el refugio de los desencantados. Todos ellos pasan votantes a Podemos. Créanselo. El PSM había llegado al 13%, EU al 7% y UPYD al 6%. Ahora los dos últimos casi ni entran.
El papel del PP y del PSOE. Ante tanta obviedad, sorprende la falta de reflejos de los partidos tradicionales. En las europeas, el PP Balear perdió casi la mitad de sus apoyos (del 47% al 27%), y el PSOE la quinta parte (del 30% al 24%), pero ambos siguen creyendo que sus votantes “se quedaron en casa”, que en las europeas “siempre castigan” y que en las autonómicas “volverán porque se vota al candidato”. No se engañen: eso nunca ha ocurrido. Cualquiera puede comprobar que los grandes partidos sacan más o menos los mismos resultados tanto si son europeas, como locales o autonómicas.
Los dos posibles escenarios. Si un milagro hace que Podemos se debilite, hay más probabilidad de un pacto de derechas que de izquierdas, con el PI, UPyD y quizás Ciudadanos. Pero si llegan vivos a las elecciones, el pacto de izquierdas está cantado.